Somos vecinas, tiene mi edad y la odio por ser mala.
Es como un granizado de hielo virgen. Es fría. Es solitaria.
Me espía desde su ventana y a veces creo verla dentro del espejo del bolso de mi madre. Nunca sonríe pero me escribe notas manchadas de sangre.
Si no fuera porque la enterré en el patio, volvería a matarla...